"Poesía y aforismo comparten características comunes, surgen de la misma pulsión elíptica y subjetiva, nos muestran la misma intensidad expresiva (ese sentir el pensamiento o pensar el sentimiento unamunianos), que lleva a reformular los términos de la realidad y a establecer otra mirada sobre el mundo. El yo aforístico se desdobla en una voz que se revela y articula en la disciplina de la ficción y muestra, como en el poema, un nuevo sentido de las cosas", afirma Miguel Ángel Arcas (Granada, 1956), poeta, aforista y editor. Ello le ha inducido a crear el aforema, un género híbrido entre aforismo y poema que, en otro lugar, él mismo define como una forma de "reconocer la incertidumbre" configurando un "pensar poético" que "no es cierto ni incierto", sino que crea "más realidad". El Aforista presenta una selección de sus aforemas, extraídos de la antología recientemente publicada Aforistas españoles vivos (Libros al Albur, Sevilla, 2015).
La verdad, como poco, lleva una doble vida.
Pobres pero honrados: el prestigiado narcisismo moral de la honradez.
Humillar debilita.
Quien me ama me hace fuerte.
Quien me odia hace lo mismo.
El verdadero rostro se ve en el sueño, en la lascivia
y en la muerte.
La fe une.
El conocimiento desata.
Quien más te quiere te desconoce mejor que nadie.
Dios no debería darse el lujo de descansar, no debería desaparecer,
no debería no existir. Pero ya se sabe,
Dios es capaz de todo.
Una máscara no esconde un rostro, esconde una herida.
Los pesimistas también se equivocan.
Tú me interesas más que la verdad.
Cuando la rutina alcanza prestigio
la llaman Eternidad.
La oscuridad es un cadáver,
y no sabes de quién.
A veces la esperanza
no es lo último que se pierde,
sino lo que nos pierde.
Un beso es un caballo de Troya.
La lujuria va contra natura: rejuvenece.
Vive y haz vivir.
Lo demás, pompa de jabón, hueso de muerto.
Pobres pero honrados: el prestigiado narcisismo moral de la honradez.
Humillar debilita.
Quien me ama me hace fuerte.
Quien me odia hace lo mismo.
El verdadero rostro se ve en el sueño, en la lascivia
y en la muerte.
La fe une.
El conocimiento desata.
Quien más te quiere te desconoce mejor que nadie.
Dios no debería darse el lujo de descansar, no debería desaparecer,
no debería no existir. Pero ya se sabe,
Dios es capaz de todo.
Una máscara no esconde un rostro, esconde una herida.
Los pesimistas también se equivocan.
Tú me interesas más que la verdad.
Cuando la rutina alcanza prestigio
la llaman Eternidad.
La oscuridad es un cadáver,
y no sabes de quién.
A veces la esperanza
no es lo último que se pierde,
sino lo que nos pierde.
Un beso es un caballo de Troya.
La lujuria va contra natura: rejuvenece.
Vive y haz vivir.
Lo demás, pompa de jabón, hueso de muerto.
Savater: la expansividad de la alegría
Fernando Savater (San Sebastián, 1947) es uno de los pensadores españoles vivos más relevantes. Su defensa de las formas breves, y del aforismo en particular, como instrumento adecuado para acceder a un tipo de conocimiento no necesariamente argumental, pero sí plenamente racional, se conjuga con su especial talento para sintetizar ideas convincentes en frases rotundas, incluso en el tránsito de un párrafo de mayor recorrido. Tirar de la cuerda es el título de un libro compuesto por este tipo de frases, entresacadas por el escritor Andrés Neuman de las propias obras de Savater, donde se revela esta habilidad innata del autor para la condensación brillante de conceptos complejos en la exigua extensión de un aforismo.
El aforismo según Roberto Juarroz
Según el autor argentino, la literatura fragmentaria prefiere la secuencia breve y concentrada, el trozo expresivo, los restos más valiosos que puedan salvarse del naufragio. Desconfía de la abundancia o el exceso de palabras y cree que algunas cosas, tal vez las más plenas, sólo pueden ser captadas enunciándolas sin mayor desarrollo, explicación, discurso o comentario. Supone que únicamente esa vía estrecha logra capturar la instantaneidad del pensar, de la visión creadora o de la iluminación mística, al no traicionar la momentaneidad quebradiza del fluir temporal.
El diario en aforismos de Valéry
En los cuadernos de Valéry abunda el género aforístico, hasta el punto de que podemos hablar de una especie de diario en aforismos (al estilo de Jules Renard, pero en adusto). La naturaleza puntual del aforismo es la que le permite acoger la suficiencia instantánea del relámpago: aquí, la digresión no haría más que diluir el efecto pretendido, que es el de acoger una totalidad en huida, una búsqueda sin término. Y es que Valéry siente "el horror por lo que no cabe en un instante". Y ahí es donde el aforismo se revela como la forma perfecta para su investigación filosófica, que es personal, que es únicamente suya, pero también la de todos..
Los aforismos de L.F. Comendador
Poeta y editor, Luis Felipe Comendador ha cultivado también la novela, el aforismo, el ensayo o la obra gráfica. En 2003 publica El amante discreto de Lauren Bacall, su poemario más sincero y duro, según ha reconocido el autor, en el que se funden el amor y la muerte en un ambiente de desolación. En esta breve muestra de sus aforismos, realizada por el propio autor, tenemos la oportunidad de acceder a una de las múltiples facetas de este escritor prolífico, fecundo y singular.
Benjamín Prado, sin cubrirse las espaldas
Benjamín Prado (Madrid, 1961) es un novelista, ensayista y poeta español. Ha recibido diversos premios, entre los que se encuentran el Hiperión, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, el Premio Andalucía de Novela y el Generación del 27. Sus primeros cinco libros de poesía están reunidos en el volumen Ecuador (2002). Después ha publicado Iceberg (2002) y Marea humana (2007). Los aforismos que aquí presentamos lo muestran como un autor sagaz, lúcido y humorístico, capaz de transformar cualquier acontecimiento de la vida cotidiana en una frase brillante y certera, válida por sí misma de manera general.
Cuestionario Chamfort
El Aforista invita a los principales aforistas españoles a someterse a un escrutinio meticuloso acerca de sus métodos compositivos, gustos personales, autores de referencia, etc. Son diez preguntas que forman un listado cerrado cuya pretensión no es otra que cartografiar el estado actual del género, así como presentar un perfil sucinto y definido de los autores más solventes en nuestro país.
Oscar Wilde: el superhombre era él
Como atestigua una reciente edición de sus aforismos, Oscar Wilde poseía una perspicacia fuera de lo común; una capacidad de análisis social y moral incomparable; un estilo brillante, portentoso quizás. Cabe aclarar: Wilde no fue simplemente un literato, un hombre de letras, un muñidor de ficciones al servicio del entretenimiento y/o el deleite pasajero. No, Wilde fue un pensador, tal vez no un filósofo (por cuanto no remite, ni explícita ni implícitamente, a la gran tradición filosófica), pero sí un espíritu crítico guiado por la sed de conocimiento y el odio a la mixtificación... él, que siempre defendió la máscara como suprema faz.
Según el autor argentino, la literatura fragmentaria prefiere la secuencia breve y concentrada, el trozo expresivo, los restos más valiosos que puedan salvarse del naufragio. Desconfía de la abundancia o el exceso de palabras y cree que algunas cosas, tal vez las más plenas, sólo pueden ser captadas enunciándolas sin mayor desarrollo, explicación, discurso o comentario. Supone que únicamente esa vía estrecha logra capturar la instantaneidad del pensar, de la visión creadora o de la iluminación mística, al no traicionar la momentaneidad quebradiza del fluir temporal.
El diario en aforismos de Valéry
En los cuadernos de Valéry abunda el género aforístico, hasta el punto de que podemos hablar de una especie de diario en aforismos (al estilo de Jules Renard, pero en adusto). La naturaleza puntual del aforismo es la que le permite acoger la suficiencia instantánea del relámpago: aquí, la digresión no haría más que diluir el efecto pretendido, que es el de acoger una totalidad en huida, una búsqueda sin término. Y es que Valéry siente "el horror por lo que no cabe en un instante". Y ahí es donde el aforismo se revela como la forma perfecta para su investigación filosófica, que es personal, que es únicamente suya, pero también la de todos..
Los aforismos de L.F. Comendador
Poeta y editor, Luis Felipe Comendador ha cultivado también la novela, el aforismo, el ensayo o la obra gráfica. En 2003 publica El amante discreto de Lauren Bacall, su poemario más sincero y duro, según ha reconocido el autor, en el que se funden el amor y la muerte en un ambiente de desolación. En esta breve muestra de sus aforismos, realizada por el propio autor, tenemos la oportunidad de acceder a una de las múltiples facetas de este escritor prolífico, fecundo y singular.
Benjamín Prado, sin cubrirse las espaldas
Benjamín Prado (Madrid, 1961) es un novelista, ensayista y poeta español. Ha recibido diversos premios, entre los que se encuentran el Hiperión, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, el Premio Andalucía de Novela y el Generación del 27. Sus primeros cinco libros de poesía están reunidos en el volumen Ecuador (2002). Después ha publicado Iceberg (2002) y Marea humana (2007). Los aforismos que aquí presentamos lo muestran como un autor sagaz, lúcido y humorístico, capaz de transformar cualquier acontecimiento de la vida cotidiana en una frase brillante y certera, válida por sí misma de manera general.
Cuestionario Chamfort
El Aforista invita a los principales aforistas españoles a someterse a un escrutinio meticuloso acerca de sus métodos compositivos, gustos personales, autores de referencia, etc. Son diez preguntas que forman un listado cerrado cuya pretensión no es otra que cartografiar el estado actual del género, así como presentar un perfil sucinto y definido de los autores más solventes en nuestro país.
Oscar Wilde: el superhombre era él
Como atestigua una reciente edición de sus aforismos, Oscar Wilde poseía una perspicacia fuera de lo común; una capacidad de análisis social y moral incomparable; un estilo brillante, portentoso quizás. Cabe aclarar: Wilde no fue simplemente un literato, un hombre de letras, un muñidor de ficciones al servicio del entretenimiento y/o el deleite pasajero. No, Wilde fue un pensador, tal vez no un filósofo (por cuanto no remite, ni explícita ni implícitamente, a la gran tradición filosófica), pero sí un espíritu crítico guiado por la sed de conocimiento y el odio a la mixtificación... él, que siempre defendió la máscara como suprema faz.
Andrés Trapiello: El don de la conformidad
Si una peripecia diarística resulta especialmente llamativa en la literatura española contemporánea es la de Andrés Trapiello. Emprendida en el año 1990 con El gato encerrado, se viene prolongando a lo largo del tiempo con una tenacidad y coherencia que hay que agradecer, tanto al autor como a los editores, en esta época de compromisos efímeros y fidelidades que hincan la rodilla ante el primer contratiempo. De entre ellos, hemos espigado un puñado de espléndidos aforismos que revelan a un autor espléndidamente dotado para el género, y cuyo talento narrativo le informa puntualmente de cuándo una intuición requiere ser desarrollada en forma de párrafo o resultará más efectiva, desde el punto de vista del efecto literario, quedando en el estado de austero esbozo, de embrión o de promesa.
El elogio del aforismo de Ramón Eder
Un aforismo puede ser una minúscula obra maestra. Cuando el humorista Lichtenberg apunta "Aquel hombre era tan inteligente que casi no servía para nada", hace una broma inolvidable. Al escribir el sutil Joubert "Cuando mis amigos son tuertos los miro de perfil", dice en pocas palabras algo admirable. Los aforismos en su brevedad demuestran la increíble fuerza de las palabras. En este artículo, Ramón Eder traza una deliciosa panorámica sobre el género más breve y más intenso de la literatura.
La naturaleza cuántica del aforismo
Juan Ramón González desarrolla en este extraordinario texto su tesis de que el aforismo actual refleja un modo de conocimiento totalmente propio, único, fiel a la naturaleza misma de la realidad en su complejidad insoluble. Según el autor, se podría hablar del aforismo como expresión de un pensamiento nómada o trashumante, o de un pensamiento fluido, líquido, no acumulativo. Es el pensamiento que se esfuerza en escenificar su propio proceso. Si el pensador tradicional acota un territorio, impone sus normas, traza mapas, edifica y distribuye títulos de propiedad, el aforista funda en cada instante y es un ser sin memoria constructiva o arquitectónica, para quien sólo cuenta el momento de la revelación que trata de apresar con su palabra.
15 + 10 aforismos de Andrés Neuman
Andrés Neuman, que tiene la doble ciudadanía, argentina y española, debutó en la literatura como poeta y narrador breve. Su primera publicación fue un cuaderno de poemas titulado Simulacros, aparecido a principios de 1998 en una pequeña editorial de Granada. A finales de 1999 se publicó su primera novela, Bariloche, que resultó finalista del Premio Herralde. Es uno de los más destacados escritores contemporáneos en lengua castellana. Asimismo, Neuman ha desarrollado una intensa labor de divulgación del relato breve. Los aforismos que presentamos, brillantes y certeros, se reproducen con la autorización expresa y por escrito de su autor.
Fragmento vs. aforismo
El aforismo o el axioma defienden la inmediatez del objeto del conocimiento ante la conciencia (aunque su naturaleza sea oscura, como en Heráclito); la del fragmento establece una dificultad apriorística en la capacidad del sujeto por aprehender el objeto. La diferencia estriba en el verbo ser. Desde el punto de vista del conocimiento, el aforismo trata con la realidad de forma directa, conformando su idea previa de que existe un contacto inmediato entre el objeto de conocimiento y el sujeto que lo aprehende; mientras que el fragmento, indirecto, incompleto y dubitativo, oscila con respecto de la posición del sujeto ante su objeto.
S. J. Lec, el descabellado
Lec, que creció en el seno de una familia judía, hizo de su infancia y juventud en el Imperio Austrohúngaro una especie de santuario de la nostalgia. Libertario y escéptico, en sus aforismos Lec saca a la luz una exploración irónica de la realidad absurda del totalitarismo. La primera edición de sus aforismos fue publicada en 1957 bajo el título de Pensamientos descabellados, y en ellos aprendemos más de la calamitosa experiencia del siglo XX que en los gruesos volúmenes académicos.
Los infernales proverbios de Blake
William Blake, excelso poeta, mayúsculo pintor, profeta y visionario... pero también aforista, de los del género proverbial, al estilo preclásico. Lejos del saloneo francés o la pacatería alemana, es el suyo un verbo rotundo, sapiencial, algo campanudo, de resonancias bíblicas, cuya desmesura al lector contemporáneo puede agradar, gracias a nuestro actual preferencia por los espíritus excesivos, incluso desquiciados. En losProverbios del Infierno, Blake nos lega un puñado de frases lapidarias, solemnes y certeras, que no pueden dejarnos de conmover, si ya no mover (estamos demasiado desencantados para que nada nos arranque del sitio).
Pascal, padre del aforismo clásico
Mientras los matemáticos pretenden racionalizar el mundo, el creyente Pascal reivindica un «orden de la caridad, no de la inteligencia» cuyo núcleo «consiste principalmente en la digresión». Si bien el estilo de escritura de Pascal no incidió de forma determinante en los filósofos de su época, sí que abrió nuevos caminos expresivos para los literatos franceses, los cuales protagonizarían la edad de oro del aforismo clásico con nombres como Chamfort, Vauvenargues o La Rochefoucauld.
Frente a la concepción actual de Charles Baudelaire como un hereje, un moderno prometeo, un santo laico, el autor del Spleen de París revela en sus diarios íntimos (parcialmente rotulados con el significado epígrafe de Cohetes) una dimensión religiosa provocadora y refrescante. Que en un mismo espíritu puedan coexistir, sin daño, una faz sacrílega y otra deísta, en un combate mucho más moderno que las actuales dogmáticas agnósticas, nos plantea un sinfín de preguntas y nos induce a la reflexión sobre la esencia de nuestra época, encorsetada por categorías estancas e instancias mutuamente excluyentes. La traducción que presentamos es inédita, y se publica por primera vez en El Aforista.
Miguel Catalán: la quemante luz de la verdad
Miguel Catalán (Valencia, 1958) es autor de casi una treintena de libros. Su obra bascula entre el pensamiento breve, del que son buena muestra sus libros El sol de medianoche y La nada griega, y un vasto tratado sobre la falsedad y el engaño titulado Seudología. Su libro Ética de la verdad y de la mentira ha obtenido recientemente el V Premio Juan Andrés de Ensayo e Investigación en Ciencias Humanas. La selección de sus aforismos que presentamos aquí ha sido realizada por el propio autor, a partir de su último libro editado, La ventana invertida (Trea, Gijón, 2015).