Ramón Eder (Lumbier, 1952) vivió durante varios años en Londres y en París, donde estudió filosofía en la Universidad de Vincennes, para después instalarse en Pasajes de San Juan (Pasai Donibani), localidad guipuzcoana situada a diez kilómetros de San Sebastián. Es autor de libros de aforismos, poesía y cuentos o relatos breves, géneros todos ellos que privilegian la concisión y la elipsis. Debido a esta característica, se le ha emparentado con autores españoles contemporáneos como Enrique Baltanás, José Luis García Martín, Carlos Edmundo de Ory, Carlos Pujol o Andrés Trapiello, e incluso con algún clásico como Ramón Gómez de la Serna. El propio Eder menciona entre sus ancestros aforísticos a Heráclito, Séneca, Ramon Llull, Lichtenberg, Wilde, Nietzsche, Pitigrilli o Schonpenhauer, entre otros. En 2012 la editorial Renacimiento publicó, formando parte de la colección A la mínima, la antología de sus aforismos La vida ondulante, volumen que recoge textos de los anteriores Hablando en plata e Ironías, además de la sección de inéditos llamada Pompas de jabón. Ese mismo año, Huacanamo edita una nueva entrega bajo el título El cuaderno francés, y en 2013 aparece la siguiente, llamada Relámpagos en la colección dedicada al género de Cuadernos del Vigía. El Aforista presenta un anticipo editorial de su nuevo libro de aforismos, Aire de comedia (Renacimiento, 2015), seleccionado por el propio autor.
Suave es la noche para los enamorados y para nadie más.
A veces hay que decir que 2 y 2 son 5 para no tener una guerra civil en la cocina.
Hay días en los que uno está como japonés.
Las madres enseñan a sus hijas a ser irresistibles.
Qué difícil es perdonar al que hemos ofendido.
De algunos viajes lo mejor es su anulación.
Para los soñadores su casa es un nido, para los realista una madriguera.
La vida, de vez en cuando, nos soborna con milagros.
El aforismo excelente comienza donde termina.
Salir triunfante de ciertas situaciones es un error.
El arrepentimiento nos convierte en salmones que nadan contracorriente.
Uno de esos que no tienen un pasado sino dos.
Sólo el verano nos cura de la nostalgia del verano.
Hay días en los que salimos líricos de casa y la calle está épica.
Savater: la expansividad de la alegría
Fernando Savater (San Sebastián, 1947) es uno de los pensadores españoles vivos más relevantes. Su defensa de las formas breves, y del aforismo en particular, como instrumento adecuado para acceder a un tipo de conocimiento no necesariamente argumental, pero sí plenamente racional, se conjuga con su especial talento para sintetizar ideas convincentes en frases rotundas, incluso en el tránsito de un párrafo de mayor recorrido. Tirar de la cuerda es el título de un libro compuesto por este tipo de frases, entresacadas por el escritor Andrés Neuman de las propias obras de Savater, donde se revela esta habilidad innata del autor para la condensación brillante de conceptos complejos en la exigua extensión de un aforismo.
El aforismo según Roberto Juarroz
Según el autor argentino, la literatura fragmentaria prefiere la secuencia breve y concentrada, el trozo expresivo, los restos más valiosos que puedan salvarse del naufragio. Desconfía de la abundancia o el exceso de palabras y cree que algunas cosas, tal vez las más plenas, sólo pueden ser captadas enunciándolas sin mayor desarrollo, explicación, discurso o comentario. Supone que únicamente esa vía estrecha logra capturar la instantaneidad del pensar, de la visión creadora o de la iluminación mística, al no traicionar la momentaneidad quebradiza del fluir temporal.
El diario en aforismos de Valéry
En los cuadernos de Valéry abunda el género aforístico, hasta el punto de que podemos hablar de una especie de diario en aforismos (al estilo de Jules Renard, pero en adusto). La naturaleza puntual del aforismo es la que le permite acoger la suficiencia instantánea del relámpago: aquí, la digresión no haría más que diluir el efecto pretendido, que es el de acoger una totalidad en huida, una búsqueda sin término. Y es que Valéry siente "el horror por lo que no cabe en un instante". Y ahí es donde el aforismo se revela como la forma perfecta para su investigación filosófica, que es personal, que es únicamente suya, pero también la de todos..
Los aforismos de L.F. Comendador
Poeta y editor, Luis Felipe Comendador ha cultivado también la novela, el aforismo, el ensayo o la obra gráfica. En 2003 publica El amante discreto de Lauren Bacall, su poemario más sincero y duro, según ha reconocido el autor, en el que se funden el amor y la muerte en un ambiente de desolación. En esta breve muestra de sus aforismos, realizada por el propio autor, tenemos la oportunidad de acceder a una de las múltiples facetas de este escritor prolífico, fecundo y singular.
Vauvenargues: la virtud de la indulgencia
Voltaire, de quien era amigo, dijo de él que era "un verdadero filósofo, que vivió como un sabio y murió como un héroe, sin que nadie se enterase". Ciertamente, su repercusión ha sido mucho menor que la de sus coetáneos, sin que su talento sea la única explicación para semejante agravio compatativo. Encontramos en Vauvenargues un espíritu abierto, flexible, tolerante, pero a la vez crítico, irónico y sagaz, sorprendente para un hombre que murió con 32 años, y cuyas reflexiones y pensamientos se mantienen a igual distancia del pesimismo ramplón y del optimismo ciego. Un clásico a redescubrir, del cual presentamos una selección de aforismos en una traducción propia de El Aforista.
Benjamín Prado, sin cubrirse las espaldas
Benjamín Prado (Madrid, 1961) es un novelista, ensayista y poeta español. Ha recibido diversos premios, entre los que se encuentran el Hiperión, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, el Premio Andalucía de Novela y el Generación del 27. Sus primeros cinco libros de poesía están reunidos en el volumen Ecuador (2002). Después ha publicado Iceberg (2002) y Marea humana (2007). Los aforismos que aquí presentamos lo muestran como un autor sagaz, lúcido y humorístico, capaz de transformar cualquier acontecimiento de la vida cotidiana en una frase brillante y certera, válida por sí misma de manera general.
Los violentos aforismos gráficos de Eko
Si una obra descuella poderosamente en el corpus creativo de Eko son sus Aforismos y máximas, reunidos en un libro publicado por la editorial mexicana Jus en 2010 y que reúne 365 grabados a punta de cuchillo, en un provocativo ejercicio de lo que el autor llama bibliomancia. El proyecto consiste en brindar al lector una suerte de oráculo, al estilo del I Ching, de manera que pueda obtener una guía para el quehacer cotidiano consultando una lámina diaria. Este libro, todavía no disponible en España, ha conocido un enorme impacto internacional. El Aforista presenta una breve selección de los mismos, junto con un somero análisis de la obra y el estilo de este autor fértil, anómico y fenomenal.
Cuestionario Chamfort
El Aforista invita a los principales aforistas españoles a someterse a un escrutinio meticuloso acerca de sus métodos compositivos, gustos personales, autores de referencia, etc. Son diez preguntas que forman un listado cerrado cuya pretensión no es otra que cartografiar el estado actual del género, así como presentar un perfil sucinto y definido de los autores más solventes en nuestro país.
Oscar Wilde: el superhombre era él
Como atestigua una reciente edición de sus aforismos, Oscar Wilde poseía una perspicacia fuera de lo común; una capacidad de análisis social y moral incomparable; un estilo brillante, portentoso quizás. Cabe aclarar: Wilde no fue simplemente un literato, un hombre de letras, un muñidor de ficciones al servicio del entretenimiento y/o el deleite pasajero. No, Wilde fue un pensador, tal vez no un filósofo (por cuanto no remite, ni explícita ni implícitamente, a la gran tradición filosófica), pero sí un espíritu crítico guiado por la sed de conocimiento y el odio a la mixtificación... él, que siempre defendió la máscara como suprema faz.
Según el autor argentino, la literatura fragmentaria prefiere la secuencia breve y concentrada, el trozo expresivo, los restos más valiosos que puedan salvarse del naufragio. Desconfía de la abundancia o el exceso de palabras y cree que algunas cosas, tal vez las más plenas, sólo pueden ser captadas enunciándolas sin mayor desarrollo, explicación, discurso o comentario. Supone que únicamente esa vía estrecha logra capturar la instantaneidad del pensar, de la visión creadora o de la iluminación mística, al no traicionar la momentaneidad quebradiza del fluir temporal.
El diario en aforismos de Valéry
En los cuadernos de Valéry abunda el género aforístico, hasta el punto de que podemos hablar de una especie de diario en aforismos (al estilo de Jules Renard, pero en adusto). La naturaleza puntual del aforismo es la que le permite acoger la suficiencia instantánea del relámpago: aquí, la digresión no haría más que diluir el efecto pretendido, que es el de acoger una totalidad en huida, una búsqueda sin término. Y es que Valéry siente "el horror por lo que no cabe en un instante". Y ahí es donde el aforismo se revela como la forma perfecta para su investigación filosófica, que es personal, que es únicamente suya, pero también la de todos..
Los aforismos de L.F. Comendador
Poeta y editor, Luis Felipe Comendador ha cultivado también la novela, el aforismo, el ensayo o la obra gráfica. En 2003 publica El amante discreto de Lauren Bacall, su poemario más sincero y duro, según ha reconocido el autor, en el que se funden el amor y la muerte en un ambiente de desolación. En esta breve muestra de sus aforismos, realizada por el propio autor, tenemos la oportunidad de acceder a una de las múltiples facetas de este escritor prolífico, fecundo y singular.
Vauvenargues: la virtud de la indulgencia
Voltaire, de quien era amigo, dijo de él que era "un verdadero filósofo, que vivió como un sabio y murió como un héroe, sin que nadie se enterase". Ciertamente, su repercusión ha sido mucho menor que la de sus coetáneos, sin que su talento sea la única explicación para semejante agravio compatativo. Encontramos en Vauvenargues un espíritu abierto, flexible, tolerante, pero a la vez crítico, irónico y sagaz, sorprendente para un hombre que murió con 32 años, y cuyas reflexiones y pensamientos se mantienen a igual distancia del pesimismo ramplón y del optimismo ciego. Un clásico a redescubrir, del cual presentamos una selección de aforismos en una traducción propia de El Aforista.
Benjamín Prado, sin cubrirse las espaldas
Benjamín Prado (Madrid, 1961) es un novelista, ensayista y poeta español. Ha recibido diversos premios, entre los que se encuentran el Hiperión, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, el Premio Andalucía de Novela y el Generación del 27. Sus primeros cinco libros de poesía están reunidos en el volumen Ecuador (2002). Después ha publicado Iceberg (2002) y Marea humana (2007). Los aforismos que aquí presentamos lo muestran como un autor sagaz, lúcido y humorístico, capaz de transformar cualquier acontecimiento de la vida cotidiana en una frase brillante y certera, válida por sí misma de manera general.
Los violentos aforismos gráficos de Eko
Si una obra descuella poderosamente en el corpus creativo de Eko son sus Aforismos y máximas, reunidos en un libro publicado por la editorial mexicana Jus en 2010 y que reúne 365 grabados a punta de cuchillo, en un provocativo ejercicio de lo que el autor llama bibliomancia. El proyecto consiste en brindar al lector una suerte de oráculo, al estilo del I Ching, de manera que pueda obtener una guía para el quehacer cotidiano consultando una lámina diaria. Este libro, todavía no disponible en España, ha conocido un enorme impacto internacional. El Aforista presenta una breve selección de los mismos, junto con un somero análisis de la obra y el estilo de este autor fértil, anómico y fenomenal.
Cuestionario Chamfort
El Aforista invita a los principales aforistas españoles a someterse a un escrutinio meticuloso acerca de sus métodos compositivos, gustos personales, autores de referencia, etc. Son diez preguntas que forman un listado cerrado cuya pretensión no es otra que cartografiar el estado actual del género, así como presentar un perfil sucinto y definido de los autores más solventes en nuestro país.
Oscar Wilde: el superhombre era él
Como atestigua una reciente edición de sus aforismos, Oscar Wilde poseía una perspicacia fuera de lo común; una capacidad de análisis social y moral incomparable; un estilo brillante, portentoso quizás. Cabe aclarar: Wilde no fue simplemente un literato, un hombre de letras, un muñidor de ficciones al servicio del entretenimiento y/o el deleite pasajero. No, Wilde fue un pensador, tal vez no un filósofo (por cuanto no remite, ni explícita ni implícitamente, a la gran tradición filosófica), pero sí un espíritu crítico guiado por la sed de conocimiento y el odio a la mixtificación... él, que siempre defendió la máscara como suprema faz.
Andrés Trapiello: El don de la conformidad
Si una peripecia diarística resulta especialmente llamativa en la literatura española contemporánea es la de Andrés Trapiello. Emprendida en el año 1990 con El gato encerrado, se viene prolongando a lo largo del tiempo con una tenacidad y coherencia que hay que agradecer, tanto al autor como a los editores, en esta época de compromisos efímeros y fidelidades que hincan la rodilla ante el primer contratiempo. De entre ellos, hemos espigado un puñado de espléndidos aforismos que revelan a un autor espléndidamente dotado para el género, y cuyo talento narrativo le informa puntualmente de cuándo una intuición requiere ser desarrollada en forma de párrafo o resultará más efectiva, desde el punto de vista del efecto literario, quedando en el estado de austero esbozo, de embrión o de promesa.