Si las piedras hablaran.... pronunciarían discursos muy duros.
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Petición de principio de todo conservador: “Las cosas son como son… por algo”.
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El polígamo blasfemo: tres mujeres distintas y un solo amor verdadero.
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Repensar lo eterno: una tarea que dura una eternidad.
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El adulterio es un triángulo generalmente poco equilátero.
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Me pongo a pensar en las musarañas para que las volaterías, desprevenidas, se me acerquen.
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Cuando el Diablo no tiene nada que hacer… Pero que no se inquieten las moscas: es difícil que al Diablo le falte tarea.
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Kant tenía una filosofía de solterón: para él, efectivamente, la cosa en sí era impenetrable.
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Siglos oscuros: sí, todos aquellos anteriores a la luz eléctrica. Especialmente por las noches.
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El sol sale para todos, pero no todos se levantan a la misma hora.
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Me gustan tanto las mujeres, que he hecho voto perpetuo de castidad.
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En la casa de los solitarios, el espejo es el único que les da los buenos días.
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En realidad, el espejo ha suprimido el tiempo y vive en el perpetuo ahora.
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Mirarse de reojo en un espejo, ¿no es espiarse a uno mismo?
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La elipsis es la goma de borrar de la Retórica.
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La erudición no es sino la evidencia de que el olvido existe.
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El grifo gotea porque tiene desarreglada la próstata.
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Los descendientes de los romanos escribimos en números arábigos.
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Para practicar el amor libre hay, primero, que librarse del amor.
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Las pilas del reloj se gastan con el tiempo.
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El tiempo, en el reloj de sol, se detiene cortés un momento para dejar pasar una nube.
Aforistas españoles vivos
Como un suculento y nutricio menú degustación ha sido mi lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma.
De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.
Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche
Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.
Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.
La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.