José Luis Morante.- Se editan casi al mismo tiempo el libro de aforismos Camas y el poemario Aforo completo, dos nuevas salidas de Aitor Francos (Bilbao, 1986), uno de los escritores jóvenes más inquietos. Su polifonía creadora arranca en 2011 con el poemario Igloo y suma hasta el momento las estaciones Un lugar donde nunca he escrito, Las dimensiones del teatro, Un buzón en el desierto, Las gafas de Pessoa, la plaquette Ahora el que se va soy yo y el libro de haikus Filatelia. La producción lírica no cuestiona su faceta aforística expresada en Fuera de plano, obra que consiguió en 2016 el III Premio de Aforismos José Bergamín, y la mirada crítica en revistas y publicaciones digitales.
No son quehaceres paralelos; lírica y decir fragmentario comparten un contexto que asume la realidad como un espejo deformante que empuja a la apertura meditativa. Y los dos géneros entienden el lenguaje como campo expansivo donde las palabras borran huecos y amplían, en comunión con el aserto de Wittgenstein: “decir es hacer”.
Es una cuestión redundante en el despliegue crítico actual que el aforismo preserva su indefinición, a pesar de su abrumadora eclosión. Admite, por tanto, enfoques abiertos al subjetivismo y al verbo emocional. Aitor Francos presenta en Camas un aforismo enunciativo, que aglutina ideas líricas e indagación; así lo expone en el primer texto, que pauta un inadvertido ideario: “Me interesa que nada acabe de encajar. Los personajes poco definidos. Las acciones sin una secuencia clara en el tiempo. Que los conflictos no busquen inmediatamente una solución. Que las cosas que se filmen sirvan para desordenarse por sí mismas". En suma, una grabación fuera de plano, donde las secuencias yuxtaponen una presencia azarosa y dinámica, propensa a la mutación"
El estar se despoja de cualquier dimensión transcendente para mostrarse como un hecho abierto a la brega cotidiana, propicio a la especulación. Percibir es esclarecer, ir desgajando elementos próximos que se individualizan en sus contornos, como si fuesen fragmentos de un todo que requieren sitio de nuevo: “A veces tengo la sensación de que me conformo con que las imágenes encajen azarosamente. Con acumular el vacío que deja en ellas la realidad. La secuencia se impondrá en la narración”.
El despliegue textual abre bifurcaciones sobre la convivencia entre el sujeto verbal y la otredad; en ese diálogo intencional la cama se convierte en un escenario. Así se muestra ese espacio de representación afectiva: “La cama vacía supone en las imágenes casi un estado de ánimo. Los personajes callan. La luz los iguala”. Otro fragmento completa esa idea de geografía íntima: “El escenario es inestable y giratorio, y lo repetitivo, lo que da vueltas sobre la cama, es lo que une la estructura. Los amantes empujan el espacio involuntariamente”.
Los aforismos caminan con el sosiego de andar objetivo, como si la posibilidad de crear distancia alejara referentes biográficos. Quien reflexiona es un tercer hombre, alguien que camina por divagaciones fuera del espacio entre dos. Mira a los amantes como el entomólogo a sus piezas disecadas, mostrando una actitud de desapego e indiferencia. Es el espectador de una representación, un acumulador de signos que dan voz a lo accidental, como si ocupase de forma transitoria un no lugar invadido por otros cuerpos.
A ese discurso se incorpora, de cuando en cuando, el decir fragmentario de los dos figurantes. En las voces de ella y él resuena una profunda insularidad ontológica. Sus monólogos dan una identidad de sombras platónicas que se mueve en la pared de una caverna.
Aitor Francos moldea los espacios del aforismo como anotaciones fragmentarias que capturan sensaciones, palabras y actitudes de dos personajes innominados que comparten el lecho. Desde ese peculiar punto de apoyo, más proclive a la carnalidad y el deseo que a la reflexión, nos ofrece rasgos enlazados con la identidad del narrador. El fragmento se convierte así en el párrafo de una novela aforística con personajes, el gesto escrito de quien observa por la mirilla de la escritura.
Aitor Francos, Camas. Trea Ediciones, Aforismos. Gijón, Asturias, 2018.
Enciclopedia de libros españoles de aforismos
Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Manuel Neila, Victoria León, José Luis Morante, Ander Mayora, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, Felix Trull, José Antonio Santano, Emilio López Medina, Carmen Canet, José Ángel Cilleruelo, Pedro Roso, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Ángel Arcas, Gabriel Insausti y Mario Pérez Antolín, entre otros.
Los aforistas que se ocupan de Dios
Una somera lectura de los libros publicados en España en los últimos años, y ciñéndonos exclusivamente al siglo XXI, nos permite afirmar, de manera taxativa, que los aforistas españoles vivos, contra la impresión apresurada, sí se ocupan de Dios. A propósito de la publicación de la antología Las cosas que no son. Los aforistas y Dios por parte de Libros al Albur, reunimos un puñado de aforismos sobre Dios escritos por Juan Kruz, José Luis García Martín, Gregorio Luri o Jesús Cotta, entre otros.
De poetas a aforistas
Iniciamos en El Aforista una ronda de entrevistas con poetas que, en un momento dado, empezaron a cultivar el género más breve, hasta incorporarlo a su quehacer cotidiano. Contribuyen Ana Pérez Cañamares, León Molina, José Luis Morante, Raquel Vázquez y Antonio Rivero Taravillo, entre otros.
Cioran: la pausa del espíritu
Émil Cioran fue uno de los escritores más personalmente antihumanistas del s. XX. Nacido en Rumanía, hijo -como Nietzsche- de un pastor, recaló en París hasta su muerte, renegando de todos los rebaños. Sus libros, justamente célebres por su pesimista visión de la existencia, poseen una bella melancolía que los salva de la insulsa salmodia quejica. En ellos, además, encontramos muchos de los aforismos más redondos de la filosofía reciente; herederos, en parte, de los del Schopenhauer de Parerga y Paralipomena, así como de los textos breves de Lichtenberg y Kierkegaard, abordan de manera acerada y cruel algunos de los temas lacerantes de nuestra condición humana: la plenitud imposible, la muerte, el fracaso, la historia y sus pesos, la poesía y sus contrapesos... En El Aforista nos hacemos eco de algunos de los reunidos en El ocaso del pensamiento (1940), uno de sus títulos formalmente más equilibrados y austeros, si es que se pueden usar dichos epítetos en un autor tan decididamente desmesurado.
Pessoa: aprender a no ser nadie
La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.
Gil-Albert: el placer de discurrir
Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.
Hiram Barrios: "El aforismo es una suerte de épica posmoderna"
El Aforista entrevista a Hiram Barrios, a propósito del boom aforístico que está experimentando España en los últimos años. Barrios (nacido en 1983) es escritor, traductor y catedrático. Estudió Letras en la UNAM y es especialista en Literatura Mexicana por la UAM. Ha publicado cuentos, poemas, ensayos y traducciones para distintas revistas, periódicos y suplementos culturales de circulación nacional. Textos suyos han aparecido en revistas de Colombia, Venezuela, Argentina y España. Es autor de los libros El monstruo y otras mariposas (ensayo, 2013) y Apócrifo (aforismo, 2014). Como experto estudioso del aforismo, también es responsable de la antología de autores mexicanos titulada Lapidario (2015). Es profesor de arte y literatura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
Los sofismas de Vicente Núñez
Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.
Karl Kraus: el artista es el Otro
En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.
María Zambrano: la entraña del cielo
En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.