José Luis Morante.- Hace unos meses, el editor y coordinador de la revista digital El Aforista me hizo partícipe de su proyecto de impulsar una selección monográfica de aforismos cuyo asunto cohesionador fuese Dios. Ya entonces, el empeño me pareció complejo por ser un tema atemporal y laberíntico cuyo protagonista principal tiende a desdibujarse en la polarización entre nihilismo y creencia. Suponía yo que el proyecto originaría una disparidad de planteamientos no exenta de polémica, en el ambiente de escepticismo radical que define nuestro tiempo, tan necesitado de dogmas sólidos. El libro requeriría variantes interpretativas y un amplio nivel de tolerancia literaria que no banalizara el cauce argumental y que hiciese de su contenido un espacio de convivencia ideológica.
El prólogo de José Luis Trullo viene precedido de una cita de José Camón Aznar que pone luz al título: “Una definición de Dios: el que conoce las cosas que no son”. El liminar hace una síntesis concisa de las razones impulsoras de la antología: la necesidad de otorgar en el tiempo histórico un sentido a nuestra existencia a partir de la idea de Dios y de la relación del hombre, como sujeto concreto y como ser colectivo, con la divinidad en todas las culturas. En esa necesidad de la condición humana han vadeado nombres clásicos del aforismo como Pascal, Joubert, Unamuno, Nicolás Gómez Dávila, Camón Aznar y Andrés Ortiz, quien reúne en su obra Filosofía del aforismo un destacado aporte aforístico sobre Dios. El editor sospecha que el núcleo reflexivo que genera el ser y estar de Dios sigue vivo en la emoción y el pensamiento y para demostrarlo ha completado una nómina de escritores actuales que abordan con solvencia el enigma conceptual de la divinidad.
El editor logra un representativo plantel de cultivadores del decir fragmentario, que encabeza Gabriel Insausti (San Sebastián, 1969). Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, poeta, novelista, crítico y aforista, Insausti ha conseguido abundantes reconocimientos literarios, entre ellos el Premio Internacional de Aforismos José Bergamín. Los textos acogidos aquí crean un discontinuo conjunto en el que se focaliza tanto la fachada matérica de nuestro presente y su tendencia a desacralizar y ese papel difuso que la ontología concede a un protagonista invisible: “Dios es siempre otra cosa”, “Lo malo del ateísmo son los sucedáneos de Dios”, “Nos queda de Dios esa comezón que siente el mutilado con el miembro fantasma”.
El perfil literario de Gregorio Luri (Azagra, Navarra, 1955) también está marcado por una extensa práctica docente, lo que concede a sus trabajos sobre política, filosofía y pedagogía un continuo epitelio didáctico. El acercamiento de Luri al tema de Dios tiene la objetividad distante de un experimento de laboratorio: “El auténtico hombre religioso tiene más poder que Dios. Si Dios creó el mundo de la nada, él crea dioses a partir del mundo”, “En una vida solo hay espacio para un Dios”, “Decimos que algo está dejado de la mano de Dios cuando va a la deriva”.
Jesús Cotta (Cártama, Málaga, 1967) cursó Filología Clásica. Reside en Sevilla donde trabaja como docente impartiendo filosofía en un instituto. Practica una escritura abierta que aglutina ensayo, novela poesía y aforismo. Sus textos aglutinan literatura y fe; expresa un sentir implicado que proyecta sus creencias con la naturalidad de quien no concibe las huellas efímeras de la temporalidad sin la presencia de Dios: “Dios no creó el amor. Es el amor” ,”Cuanto menos Dios hay por las calles, más trabajo me cuesta esquivarlo”, “Dios es un poeta que, con tal de que hubiera arcoíris, consintió la tormenta”.
Frente al chispazo ingenioso, Felix Trull opta por el pensamiento remansado, en el que adquiere vuelo con precisa pincela una idea completa. El aforista indaga en las cicatrices de un transitar tendente al laicismo y en el dios por omisión del ateísmo. La refutación de la idea de Dios en la conciencia del hombre convulsiona la armonía moral y especula con el funcionamiento de un orden natural sin jerarquía externa, que es uno de los asuntos reflexivos básicos del pensamiento de Nietzsche. Algunos textos relevantes de Trull: “Los ateos son vagabundos por vocación, pero viven en un mundo tan pequeño que se encoge con cada paso que dan”, “Cada vez que, para desembocar en el mar de Dios, tomo la barca de la teología, acabo perdiéndome en los infinitos meandros de un laberinto fluvial”, “La condena del ateo: creer que no cree. Y su imposible enmienda: querer creerlo”.
Las dos colecciones aforísticas de Ander Mayora, La clemencia del tiempo y El páramo, clarifican el deambular de un escritor que emplea los recursos expresivos de la brevedad con un nítido sustrato emotivo. En la geografía textual de Mayora el pensamiento camina en sintonía con los extravíos del cauce sentimental. Su aporte al tema de Dios es muy brillante: “Los pueblos pueden no tener grandes hazañas, grandes hombres o grandes obras, pero no pueden no tener dioses. Aunque los nieguen, esa misma negación será su dios”, “Uno debe decidir entre sus garabatos mentales y la caligrafía de Dios”, “Vivimos en la certeza del tiempo y en la sospecha de la eternidad”, “Detestar las palabras, por anhelo de la Palabra”, “Cada vez pronuncio más la palabra Dios, para poder decir algo con sentido”.
El nutrido quehacer literario de Juan Kruz Igerabide difunde un esceptismo que funciona como cordón sanitario del texto frente a lo trascendente: “Tu dios es tan poderoso que no le hace falta que creas en él”, “Dios fue un hermoso juego de niñez que me gustaría seguir practicando con aquella inocencia”. Su empleo en algunos textos de la ironía añade al aforismo una estela de claridad cómplice: “Si Dios no hubiera hecho la vista gorda, Adán y Eva no hubiesen podido hacerse con la manzana”.
José Manuel Camacho Vázquez (Huelva, 1983) es Licenciado en Filosofía y su senda creadora suma poesía, traducción, artículos filosóficos y la obra Excursos, primera inmersión en el decir lapidario. Su colaboración en esta antología monotemática es muy breve. Opta por el destello: “Una amplitud sin mesuras: eso es Dios o el amor”, “Tan solo amorosamente puede entenderse la nada”; “Soledad es el abrazo de Dios”.
Cierra la nómina Enrique García-Máiquez, quien hace unos meses editaba un conjunto de aforismos poéticos extraídos del legado literario de Luis Rosales. La amplia experiencia del sevillano le concede una voz firme, no exenta de cierto dogmatismo, que no duda en emplear el humor como estilete de la inteligencia. Siempre sugerente en sus propuestas verbales, el poeta sondea con tino en la propuesta de Dios: “Cuando la poesía habla de Dios, juega en casa. Si habla de la muerte, de visitante”, “Quisiera no hablar tanto de Dios, pero decidme algo mejor”, “El tiempo es la paciencia de Dios”.
Más allá del pensar teológico que pondere la relevancia del concepto de Dios y la verticalidad indagatoria en lo divino, Las cosas que no son da continuidad reflexiva a un centro de gravedad del pensamiento en el que han dejado huellas clásicos y contemporáneos con enfoques y perspectivas diversos. Dostoiesvski, siempre enfermo de un pesaroso nihilismo existencial, justificaba esta continuidad divagatoria recordando que “el hombre no puede vivir sin arrodillarse”; más clarificadora y diáfana, la idea base que justifica la existencia de Dios es la dimensión espiritual del ser, la aceptación de una naturaleza liberada de lo contingente que expresa su confianza en el sentido último del recorrido vital. Los aforistas aquí reunidos marcan sus aportes sobre el tema; expanden resonancias sugeridoras que explican ese incansable movimiento del lenguaje entre el ser y el no ser. A veces conviene soñar, aunque sea con la idea de Dios.
Las cosas que no son. Los aforistas y Dios. Libros al Albur, Sevilla, 2018.
Enciclopedia de libros españoles de aforismos
Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Manuel Neila, Victoria León, José Luis Morante, Ander Mayora, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, Felix Trull, José Antonio Santano, Emilio López Medina, Carmen Canet, José Ángel Cilleruelo, Pedro Roso, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Ángel Arcas, Gabriel Insausti y Mario Pérez Antolín, entre otros.
De poetas a aforistas
Iniciamos en El Aforista una ronda de entrevistas con poetas que, en un momento dado, empezaron a cultivar el género más breve, hasta incorporarlo a su quehacer cotidiano. Contribuyen Ana Pérez Cañamares, León Molina, José Luis Morante, Raquel Vázquez y Antonio Rivero Taravillo, entre otros.
Cioran: la pausa del espíritu
Émil Cioran fue uno de los escritores más personalmente antihumanistas del s. XX. Nacido en Rumanía, hijo -como Nietzsche- de un pastor, recaló en París hasta su muerte, renegando de todos los rebaños. Sus libros, justamente célebres por su pesimista visión de la existencia, poseen una bella melancolía que los salva de la insulsa salmodia quejica. En ellos, además, encontramos muchos de los aforismos más redondos de la filosofía reciente; herederos, en parte, de los del Schopenhauer de Parerga y Paralipomena, así como de los textos breves de Lichtenberg y Kierkegaard, abordan de manera acerada y cruel algunos de los temas lacerantes de nuestra condición humana: la plenitud imposible, la muerte, el fracaso, la historia y sus pesos, la poesía y sus contrapesos... En El Aforista nos hacemos eco de algunos de los reunidos en El ocaso del pensamiento (1940), uno de sus títulos formalmente más equilibrados y austeros, si es que se pueden usar dichos epítetos en un autor tan decididamente desmesurado.
Pessoa: aprender a no ser nadie
La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.
Gil-Albert: el placer de discurrir
Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.
Hiram Barrios: "El aforismo es una suerte de épica posmoderna"
El Aforista entrevista a Hiram Barrios, a propósito del boom aforístico que está experimentando España en los últimos años. Barrios (nacido en 1983) es escritor, traductor y catedrático. Estudió Letras en la UNAM y es especialista en Literatura Mexicana por la UAM. Ha publicado cuentos, poemas, ensayos y traducciones para distintas revistas, periódicos y suplementos culturales de circulación nacional. Textos suyos han aparecido en revistas de Colombia, Venezuela, Argentina y España. Es autor de los libros El monstruo y otras mariposas (ensayo, 2013) y Apócrifo (aforismo, 2014). Como experto estudioso del aforismo, también es responsable de la antología de autores mexicanos titulada Lapidario (2015). Es profesor de arte y literatura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
Los sofismas de Vicente Núñez
Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.
Karl Kraus: el artista es el Otro
En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.
María Zambrano: la entraña del cielo
En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.