Siervos somos de los dioses...


Jacob Iglesias.- Uno de los asuntos que más ha ocupado el corazón y la mente de los hombres han sido los dioses. Y la literatura aforística no ha sido ajena a esta preocupación, abordándolo desde perspectivas diferentes, según la cosmovisión predominante en cada época. Desde Pascal y su Dios razonado y a la vez abismal hasta hoy, muchos son los que han hecho de la divinidad uno de los protagonistas de su indagación, ya sea para ensalzarlo, para interrogarle o para derribarlo del pedestal.

José Luis Trullo, editor de esta antología, hace en el prólogo un breve repaso a la presencia de Dios entre los aforistas. Desde el citado Pascal, pasando por Joubert, ese espíritu sutil tan apreciado por nuestro angelólogo Eugenio d'Ors, hasta la literatura en español, donde destaca las figuras de Nicolás Gómez Dávila, de actualidad por la reciente selección de sus Escolios publicada por Atalanta, y José Camón Aznar, cuyos Aforismos del solitario deberían reeditarse para hacerlos de nuevo accesibles a los lectores, que a menudo solo conocemos muestras parciales.

Sobre Dios pueden hacerse tantas antologías como puntos de vista admite el asunto. Trullo ha optado deliberadamente por una que nos interpela desde la fe cristiana y el reconocimiento de su legado cultural. Estamos, pues, ante una antología preparada no solo desde la premisa de la calidad literaria, sino también desde la vindicación de Dios como vivencia o como idea encarnada, en un mundo cada vez más descreído o simplemente indiferente. Lo deja claro el aforismo de Gómez Dávila colocado al frente del prólogo: “Hablar sobre Dios es presuntuoso, no hablar de Dios es imbécil”. Y el propio Trullo reconoce esa función de la antología: “… el mero hecho de que aparezca este librito ya queremos creer que supone, o debe suponer, un aldabonazo para las conciencias de nuestros contemporáneos.”

Sin embargo, sea cual sea la postura que ante Dios tenga el lector, aquí va a encontrar suficientes motivos para el disfrute, la sorpresa, el asentimiento o la discrepancia, que también es uno de los goces secretos de la lectura de aforismos.

Algunos de los autores seleccionados, como Gabriel Insausti, Jesús Cotta o Felix Trull, parecen escribir a menudo desde la trinchera, orgullosos de saberse los últimos cruzados de una fe y unos principios a los que el mundo occidental es mayoritariamente ajena. Este pensar a la contra, empeñado más en impugnar la modernidad que en la celebración, no excluye sin embargo la aparición a veces del aliento lírico y la acción de gracias por la belleza de la Creación. Enrique García-Máiquez, como Insausti conocido de los lectores de poesía, también se instala en la resistencia, aunque su habitual tono festivo rebaja la solemnidad de aire dogmático hacia el aforismo humorístico o directamente la humorada, sin que ello suponga renunciar a su capacidad para el matiz inteligente.

Otros, en cambio, como Juan Kruz Igerabide, Gregorio Luri o Ander Mayora parecen escribir no tanto desde una fe robusta, sino también desde la nostalgia o la búsqueda de un Dios esquivo. También desde el reconocimiento del legado ético, espiritual y cultural del cristianismo y la necesidad implícita de recuperar su vigor en contraposición a estos tiempos de liquidez, cuando no sequía, intelectual.

“Haya o no haya dioses, de ellos somos siervos” dijo en frase memorable Fernando Pessoa. Por eso los dioses han sido y seguirán siendo motivo de fe, de reflexión, de burla o de disputa. A ese diálogo perenne contribuye, cierto que desde un punto de vista creyente, esta pequeña antología.

Para muestra, estos botones:

No se pierde la fe, se cambia de dioses.
(Grabiel Insausti)

Los hombres que sobreviven a sus dioses cuando buscan su alma solo encuentran su yo.
(Gregorio Luri)

Dios es un poeta que, con tal de que hubiera arcoiris, consintió la tormenta.
(Jesús Cotta)

¿Tienes una sed inconcreta que no se sacia con ningún agua? No te engañes: tienes sed de Dios.
(Félix Trull)

Acaso lo divino no es sino un tipo de relación emocional con la realidad. Donde unos dicen alegría, tristeza o tedio, otros dicen Dios o Nada.
(Ander Mayora)

Cuando Dios muere como respuesta, nace como pregunta, o como atragantamiento.
(Juan Kruz Igerabide)

Soledad es el abrazo de Dios.
(Juan Manuel Camacho Vázquez)

El tiempo es la paciencia de Dios.
(Enrique García-Máiquez)


AA.VV., Las cosas que no son. Los aforistas y Dios. Libros al Albur, Sevilla, 2018. 50 págs.





Enciclopedia de libros españoles de aforismos

Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Manuel Neila, Victoria León, José Luis Morante, Ander Mayora, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, Felix Trull, José Antonio Santano, Emilio López Medina, Carmen Canet, José Ángel Cilleruelo, Pedro Roso, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Ángel Arcas, Gabriel Insausti y Mario Pérez Antolín, entre otros.


Los aforistas que se ocupan de Dios

Una somera lectura de los libros publicados en España en los últimos años, y ciñéndonos exclusivamente al siglo XXI, nos permite afirmar, de manera taxativa, que los aforistas españoles vivos, contra la impresión apresurada, sí se ocupan de Dios. A propósito de la publicación de la antología Las cosas que no son. Los aforistas y Dios por parte de Libros al Albur, reunimos un puñado de aforismos sobre Dios escritos por Juan Kruz, José Luis García Martín, Gregorio Luri o Jesús Cotta, entre muchos otros.


De poetas a aforistas

Iniciamos en El Aforista una ronda de entrevistas con poetas que, en un momento dado, empezaron a cultivar el género más breve, hasta incorporarlo a su quehacer cotidiano. Contribuyen Ana Pérez Cañamares, León Molina, José Luis Morante, Raquel Vázquez, Karlos Linazasoro y Erika Martínez, entre otros.


Cioran: la pausa del espíritu

Émil Cioran fue uno de los escritores más personalmente antihumanistas del s. XX. Nacido en Rumanía, hijo -como Nietzsche- de un pastor, recaló en París hasta su muerte, renegando de todos los rebaños. Sus libros, justamente célebres por su pesimista visión de la existencia, poseen una bella melancolía que los salva de la insulsa salmodia quejica. En ellos, además, encontramos muchos de los aforismos más redondos de la filosofía reciente; herederos, en parte, de los del Schopenhauer de Parerga y Paralipomena, así como de los textos breves de Lichtenberg y Kierkegaard, abordan de manera acerada y cruel algunos de los temas lacerantes de nuestra condición humana: la plenitud imposible, la muerte, el fracaso, la historia y sus pesos, la poesía y sus contrapesos...  En El Aforista nos hacemos eco de algunos de los reunidos en El ocaso del pensamiento (1940), uno de sus títulos formalmente más equilibrados y austeros, si es que se pueden usar dichos epítetos en un autor tan decididamente desmesurado.


Pessoa: aprender a no ser nadie

La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.


Gil-Albert: el placer de discurrir

Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.


Hiram Barrios: "El aforismo es una suerte de épica posmoderna"

El Aforista entrevista a Hiram Barrios, a propósito del boom aforístico que está experimentando España en los últimos años. Barrios (nacido en 1983) es escritor, traductor y catedrático. Estudió Letras en la UNAM y es especialista en Literatura Mexicana por la UAM. Ha publicado cuentos, poemas, ensayos y traducciones para distintas revistas, periódicos y suplementos culturales de circulación nacional. Textos suyos han aparecido en revistas de Colombia, Venezuela, Argentina y España. Es autor de los libros El monstruo y otras mariposas (ensayo, 2013) y Apócrifo (aforismo, 2014). Como experto estudioso del aforismo, también es responsable de la antología de autores mexicanos titulada Lapidario (2015). Es profesor de arte y literatura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.


Los sofismas de Vicente Núñez

Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.


Karl Kraus: el artista es el Otro

En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.


María Zambrano: la entraña del cielo

En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.